El sistema inmunológico, produce anticuerpos como mecanismo de defensa. Cuando un paciente se enfrenta al SARS-CoV-2, su sistema inmunológico produce anticuerpos específicos para combatirlo y eliminarlo del organismo. 

En primer lugar, pasados unos días tras la exposición al virus, se producen anticuerpos de tipo IgM que actuarán como primera línea de defensa. Unos días después, se empiezan a producir anticuerpos de tipo IgG. Estos, actuarán como anticuerpos “memoria” en futuras exposiciones al virus ayudando al sistema inmunológico a combatirlo de manera mucho más eficiente. 

Una vez resuelta la infección, los anticuerpos de tipo IgM dejarán de ser detectables, mientras que los de tipo IgG lo serán durante un mayor periodo de tiempo. Por lo tanto, las pruebas de detección de anticuerpos aportan información acerca del estado inmunológico del paciente frente al virus SARS-CoV-2 causante de COVID19. 

No obstante, para confirmar la presencia de virus en vías respiratorias superiores, habría que optar siempre por una PCR (prueba de detección de RNA de SARS-CoV-2) o por una prueba de detección de antígeno.